viernes, 20 de noviembre de 2009

XCIX Aniversario de la Revolución Mexicana.

El 20 de noviembre de 1910 inició la Revolución Mexicana. La nación en ese entonces era gobernada por un dictador: Porfirio Díaz. Durante los más de 30 años que el General Díaz se mantuvo en el poder, los ciudadanos no pudieron elegir gobernante y debido a que un pequeño grupo de personas acapararon el poder, la desigualdad social se hizo evidente: el rico era más rico, viviendo en palacetes al estilo europeo, y los pobres eran más pobres, intentando al menos “sobrevivir” en pequeños jacales. Pero también inició otra capa social antes desconocida: la clase media, gracias a la cual, los empresarios sumaban sus riquezas.
Este era el ambiente que se vivía en el país a principios de 1900 y un nombre comenzó a sonar en la vida política de México: Francisco I. Madero quien, fundó el Club Democrático Benito Juárez y posteriormente creó una red de intercomunicación entre los círculos opositores al régimen porfirista. Para 1908 publicó su obra: “La sucesión presidencial en 1910” en donde plasmó un estudio de la dictadura militar y planteó la necesidad de crear un partido independiente que lograra la efectividad del sufragio y el triunfo del principio antirreeleccionista, con el cual se combatiría la dictadura de Porfirio Díaz. El presidente Díaz, por su parte, pensaba que el pueblo de México ya estaba listo para comenzar a vivir un gobierno democrático, pero para llegar a él, había que crear diversos partidos políticos que contendieran. Así, permitió que se crearan partidos y se postularan candidatos para finalmente votar por un nuevo presidente. Madero aprovechó esta nueva posición de Díaz y fue postulado como presidente del partido que fundó. Pero poco antes de las elecciones de 1910, Madero fue encarcelado en Monterrey y posteriormente trasladado a San Luis Potosí, siendo acusado de haber pronunciado un discurso en el que injuriaba al Presidente. Con Madero fuera del escenario, Porfirio Díaz – a través de un fraude electoral – es reelecto presidente de México y hasta ese momento, Madero es puesto en libertad a condición de que abandonara la ciudad. Decide ir hacia San Antonio, Texas, cruzando por Laredo, y ahí lanza el manifiesto conocido como Plan de San Luis Potosí con el que denuncia el fraude electoral de junio, desconoce los poderes constituidos, y en su artículo 7, incita al pueblo a tomar las armas para derrocar la dictadura: “el día 20 de noviembre desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la república tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan. Los pueblos que estén retirados de las vías de comunicación lo harán la víspera”. Y este plan que subrayaba el principio de: “sufragio efectivo, no reelección” fue el acicate para que la Revolución diera inicio.

El primer brote sangriento se dio el 18 de noviembre cuando Aquiles Serdán, uno de los más puros revolucionarios, fue asesinado en su casa. Posteriormente inició la lucha armada en Chihuahua, donde el ejercito de Díaz fue derrotado. Francisco Villa, se levantó en el Sur y prontamente la revolución se extendió a otras ciudades del país. Dándose cuenta de su inminente derrota, Díaz decide entrar en negociaciones, pero al no poder sacar provechó de ellas, decide renunciar y viajar a Francia abandonando definitivamente el país. Después de seis meses de lucha, la revolución maderista había triunfado. Madero, apoyándose en los tratados de Ciudad Juárez, negoció el poder colocando en el gobierno interino a varios de sus hombres y formalizó las próximas elecciones para 1911. Como Madero, no deseaba llegar al poder de manera ilegitima, decidió que Francisco León de la Barra fuera nombrado presidente interino, pero desafortunadamente este interinato sólo provocó discordias entre los revolucionarios.  Así, con un partido resquebrajado, Madero asumió el poder. Las discordancias revolucionarias comenzaron a enfatizarse y a escasos veinte días de haber tomado la presidencia, Zapata se levantó en su contra arguyendo que el primer punto a resolver eran las carencias de tierra. “Tierra y Libertad” – grito Zapata - y “Tierra y Libertad” - coreó el pueblo. Como para Madero, el verdadero camino de la revolución era la ley y sólo mediante ella deberían encontrar soluciones a los verdaderos problemas nacionales, exigió que se depusieran las armas y Zapata se sintió traicionado.

La situación nacional se hizo más compleja. Se empezó a vivir un clima de inseguridad que preocupó a los dueños del poder económico para quienes la paz y la seguridad eran condiciones esenciales para su prosperidad. La legalidad y el deseo de acuerdo del presidente Madero se confundieron con fragilidad y temor por lo que los empresarios decidieron que si Madero no podía ordenar al país, entonces se necesitaba de una acción enérgica contra su gobierno. Y comenzaron a fraguar un plan para derrocarlo. Fue entonces cuando apareció en escena Victoriano Huerta, quien comenzó a jugar un doble juego: engañaba al presidente a quien supuestamente defendía y a los rebeldes con los que supuestamente negociaba, pero en realidad era partidario de derrocar a Madero en complicidad con los representantes de los intereses extranjeros. Así, en enero de 1913, inició la llamada “decena trágica” es decir, diez días de guerra en la ciudad de México que terminaron por derrocar al presidente. El 22 de Febrero de 1913, Francisco I. Madero fue asesinado por la espalda, aplicándosele la “ley fuga” mientras era trasladado a la penitenciaría de Lecumberri. Después de estos acontecimientos, Huerta fue nombrado presidente, pero debido a que era conocida la forma en que llegó al poder, y a que estaba ligado a los intereses de Estados Unidos, no pudo crear una imagen pública positiva y su ascensión a la silla presidencial provocó la unificación de los revolucionarios en su contra. Por ello, Huerta se ve forzado a abandonar el poder en 1914.

Por esas fechas, Venustiano Carranza se levantó en armas en Coahuila y los revolucionarios lo tomaron como caudillo con el objetivo de restaurar el orden constitucional. Por ello, Carranza se empeñó en consolidar un gobierno que hiciera posibles las transformaciones sociales y económicas del momento histórico que el país vivía y en un corto lapso, logró aumentar su prestigio y poder. Trató de lograr la unidad revolucionaria, de fortalecer la imagen de su gobierno en el extranjero y de acabar con los brotes de insurrección. Sin embargo no se pudo dar una organización nacional rápida, por lo que decidió poner orden por el terreno de las armas a unos y por el de las ideas a otros, provocando una nueva era de violencia.
Al mismo tiempo, la fraternidad de los hombres de armas y de caudillos dejó de funcionar. Villa ya era enemigo de Obregón y Zapata de Venustiano Carranza.

Para 1917 se promulgó la Constitución en la ciudad de Querétaro y el presidente Carranza se convirtió en el primero en gobernar bajo un régimen constitucional. Para 1919, es asesinado Zapata y en ese mismo año se promulgó el plan de Agua Prieta que proclamaba que la soberanía radicaba en el pueblo. Los revolucionarios volvieron a chocar entre sí y Carranza fue asesinado.

Para 1920, es decir, diez años después de iniciada la revolución, Madero, Zapata y Carranza, ya habían muerto, pero su legado, trabajado ahora por los nuevos caudillos revolucionarios estaba próximo a marcar el final de la revolución.

El General Álvaro Obregón es quien comenzó la etapa final. Con gran prestigio y poder, trabajó afanosamente en otorgar derechos a obreros y campesinos, para hacer crecer su base popular de apoyo y para asentar las bases de un esquema político diferente.

En 1924 ocupó la presidencia Plutarco Elías Calles y es con él con quien el nuevo esquema político tomó forma definitiva.

Estos fueron los caudillos de la revolución y estos fueron sus logros. Por eso, el 20 de noviembre es una fecha que siempre estará presente en el corazón de todos los mexicanos, recordada como el inicio de la “Revolución Mexicana”.


LA E.S.T. 12 PARTICIPA EN LA CONMEMORACIÓN DEL XCIX ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.



lunes, 16 de noviembre de 2009

El Pib (Piib) Maya.

El pib como nexo simbólico y ritual prehispánico.La palabra pib, en maya, es un sustantivo que se refiere a un horno elaborado en la tierra de forma rústica pero acompañado de conocimientos especializados en procedimientos culinarios. El término puede ser usado como adjetivo al referirse a los platillos que son cocinados en ese horno; por ejemplo, la palabra maya píibi’k’éek’en quiere decir “cochinita pibil”. “Pibil”, por su parte, es empleado comúnmente entre los mestizos yucatecos para designar en español este medio de cocina milenario, muchas veces sofisticado y tradicional a la vez. 
 El horno de tierra o pib, en la alimentación maya, es un medio importante de conexión simbólica con la tierra, pero sobre todo es el recurso fundamental de la unidad étnica regional.

Pib: Horno hecho debajo de la tierra que se calienta con piedras, leña verde y seca.

En la cosmogonía maya prehispánica se propone la existencia de un nivel subterráneo del ciclo de vida. Este nivel, conocido formalmente como inframundo, revela a la vez la idea de un útero materno. Si bien la imagen de los niveles cosmogónicos no es exclusivamente maya, ésta se relaciona con un sitio al que se va, sobre todo al que se regresa, en el entendido de que se ha estado alguna vez en ese sitio; de nuevo, lo materno aparece. Sin embargo, este mundo debajo de la tierra es un sitio del que se retorna, del cual se emerge, lugar en donde surge la vida, etcétera. Entre los mayas peninsulares actuales existen cuentos y fábulas que explican la existencia de un lugar en donde la vida, es decir el maíz, fue dada a los hombres.


Pib: Tamal de masa de maíz, carne
de gallina guisada con achiote,
envuelta en  hojas  de plátano y
horneado debajo la tierra. Es la ofrenda
y bastimento que los difuntos se
llevan para que se alimenten durante
un año en su mundo.
(Estos tamales, se pueden conservar
por mucho tiempo, recalentados
son muy sabrosos si se acompañan
con una jícara de chocolate).

lunes, 2 de noviembre de 2009

Hanal Pixan. Comida de Ánimas.


HANAL PIXAN (Jaanal Pixan)

Las personas que mueren no se van definitivamente, su alma sigue presente, principalmente en los días de muertos, en que regresan a sus casas para "saborear" los platillos que sus parientes les han preparado. Los fieles difuntos arriban a su cita anual con familiares y amigos, para ser honrados después de haber recorrido el camino que una vez se los llevó, pero que ahora los conduce al "Hanal pixán".


Los mayas creen en el (ka’a put siijil), por ello, las animas retornan anualmente a la tierra para disfrutar de una semana de vacaciones entre sus familiares y como agasajo es costumbre dedicarles rezos y comidas, de aquí que la costumbre sea conocida como el Hanal Pixan o “comida de ánimas”, día de muertos o finados.


Con toda anticipación, la gente maya se prepara para recibir a sus difuntos, la familia entera limpia detrás de sus albarradas y las pintan de blanco al igual que las tumbas u osarios de sus difuntos en los cementerios, en las casas construyen el Máakan (Enramada hecha de huano y plantas, adornada con flores) en el cual se pone el altar de tal manera que este de frente al oriente, son adornadas con flores de x-pujuk, x-tes, x-muul, teresitas, y otras de colores amarillos moradas, blancas y rojo vino, casi siempre se prepara en la cocina de la casa o en el patio de la misma. Tiene que estar comunicado, generalmente existe una entrada extra en los terrenos, si no existiera, entonces se improvisa y se prepara un camino con velas por donde se cree pasarán los difuntos hacia el altar.


Para este festejo se ofrece la comida no sólo a los difuntos que se están recordando, sino que se ponen el número de platos de comida necesarios según las ánimas que se van a recordar o nombrar en los rezos y un plato más, porque las almas siempre vienen acompañados de alguna otra ánima como un invitado más. A ésta se le conoce como ánima sola, y se cree que no tiene familiar vivo que lo recuerde, por ello es que se le ofrece comida en todas las casas, esta es una muestra de cómo los mayas, tanto en la cotidianidad de la vida como en la muerte resaltan su hospitalidad y generosidad

Las ánimas vienen encabezadas por la muerte, Aj Puch (señor de la muerte). La ofrenda o comida de la muerte se le dispone detrás del máakan o enramada, en una jícara colgada de un ch’uyub se le ponen las patitas, costillas, alas, cabeza y demás huesos de la gallina guisada, eso se le ofrenda y una vela blanca, para que le lleve tiempo comérselo y le de tiempo suficiente a los difuntos para que disfruten la comida que se les ha ofrecido y estén un ratito más con sus familiares, ya que si se le da la comida con mucha carne a la muerte (Aj Puch), al igual que a los difuntos, éste acabaría rápido su comida y como es el guía principal y tiene que visitar muchas casas, al terminar primero, se iría y podría olvidar a los difuntos en la tierra para siempre.

Elementos del altar

El Altar es parte fundamental de esta tradición y cada elemento tiene un significado particular. En cada hogar se coloca un altar de tres niveles que simbolizan cada uno: El cielo, la tierra y el inframundo. En el nivel mas alto va una cruz de madera pintada en color verde simbolizando el Yaá'axche' ó Ceiba sagrada de los mayas y una tira de tela bordada con figuras de flores y aves.

Se coloca también una vela encendida para dar luz, cinco jícaras con atole nuevo una en cada esquina del altar y la quinta en el centro para representar los cuatro puntos cardinales y a la Ceiba sagrada., siete montones con trece tortillas cada uno, que recuerdan los números del calendario Tsol K'iin, cuatro recipientes con carne de puerco o pavo guisados con axiote o con chilmole. Para ofrendar a los 13 Dioses del Oaxlajuntik'uj y a los 9 del Boolontik´uj se procura colocar en total 22 ofrendas, como copal, agua, sal, miel, fruta, cacao, semillas, atole, agua ardiente, pan, pozol, dulce de calabaza y de papaya entre otras. Se debe colocar en primer plano una fotografía del difunto.

Además, se construye con madera, ramas y flores un arco que simboliza la bienvenida al hogar.

• Mesa

En la época de la evangelización y la colonia los mayas elaboraron la mesa con ramas de xcolonchees y cuatro horquetas de árbol kivis (pues no usaban clavo ya que pensaban que los difuntos podían creer que se lastimarían y no acercarse en a la mesa si tenía clavos o alambres). En la actualidad se pone la mesa de cualquier material, tanto para los niños, los adultos o la mesa del ánima sola. Los materiales que se usan sobre la mesa son de: barro, arcilla, madera y jícaras.

Ofrenda

El primer día se dedica a los niños y le llaman U HANAL PALAL. El segundo día, 1 de noviembre, está dedicado a los adultos muertos y le llaman U HANAL NUCUCH UINICOOB, y el tercer día es el U HANAL PIXANOOB llamado en algunos lugares "misa pixán" porque ese día se aplica una misa dedicada a las ánimas, por lo general en el cementerio de la población.

Las ofrendas para los niños difuntos se colocan en un altar decorado con un mantel bordado en tonos alegres, juguetes y comida de su preferencia, como chocolate, tamales, "pibes", dulces, frutas de la temporada, atole nuevo y yuca con miel, y se adorna con flores de "xpujuc" (de tipo silvestre y color amarillo), "xtés" en color rojo y "virginias".El día de los niños se pondrá, además de los alimentos y los dulces, juguetes.

El segundo y tercer días se ponen en la mesa comidas y bebidas, así como aguardiente y cigarros si es que los muertos que se recuerdan acostumbraban comer determinados guisos, beber o fumar.

• Mantel

El mantel que significa las nubes: para los niños es de colores alegres y el de los adultos que es blanco o gris.

• Incensario

El incensario o sahumerio ayudan con su luz y su aroma a hacer más grato a las ánimas la esencia de la comida. Se quema incienso como el copal o estoraque (resina de un árbol)

Sal y agua

La sal y el agua que significan la purificación de las almas o símbolo del origen de la vida, o para protegerlos de los malos vientos, no debe de faltar en las mesas, se usa para ponerlos ya sea en el lec (jícara) o en un plato pequeño o tarro de barro. Además sirve para guiar a las almas otra vez camino al otro mundo y no queden atrapadas en éste.

Costumbres mortuorias de los mayas

• Los antiguos mayas enterraban a sus muertos en los patios de su casa a fin de que no les causara daño el muerto pues se le rendía culto de manera continua.

• En algunos lugares al fallecer una persona su cadáver era bañado y con el agua utilizada se preparaban los alimentos que se daría a los asistentes a la velación del muerto, en la creencia de que así se repartiría entre la gente los pecados del difunto, haciendo menor la carga del alma del fallecido.

• También es costumbre que cuando salía el cuerpo de la casa se echaba agua para que no se llevara a otra persona. O al salir el féretro se hecha una cubeta de agua fresca en la puerta de la casa para limpiar sus pecados.

• Durante las fechas del Hanal Pixán a los bebés se les pone un hilo negro o rojo en la muñeca al no estar marcados los difuntos podrían llevárselos. A los niños chicos se les pone cintas de color en los tobillos para que no se confundan con las almas que a veces vienen en forma de niños.

• Si alguien muere en días de Hanal Pixán o en ese año se cree que éstos son los que abren las puertas a las ánimas para salir o son cargadores de la comida de las personas ancianas que ellas llevan de regreso. Otros piensan que todavía no tienen derecho de venir y ellos se quedaran a cuidar y recibir a los que vayan llegando al purgatorio.

• No se caza en esos días, ni se costura pues se creen que pueden asustarlos o bien coser su piel.

• En los días de muertos las casas deben estar siempre limpias y sin trabajo pendiente (como hacer las tortillas, por ejemplo), pues se cree que si algo faltó por hacer lás ánimas llegarán y realizarán el trabajo pendiente, lo que sería un descortesía para con ellos.